Con los pies descalzos en la arena, respirando aire de playa y aroma a flores … todo el entorno se transforma en el marco más romántico y relajado para el esperado Sí, quiero! Quién puede negarlo?
En algún momento hemos fantaseado con protagonizar o participar de una boda en la playa… Y es que estos paisajes tienen un componente místico que enamora aún más a los novios y que, al mismo tiempo, puede ofrecer un espectáculo sin igual a todos los invitados.
Atardeceres que quitan el aliento, noches suavemente cálidas, la arena blanda, el mar con sus azules vibrantes, un poco de aire fresco… la playa nos muestra esos atractivos que inmediatamente sueltan la imaginación y el entuiasmo al pensar en una boda en esos paisajes.
Y muchas otras bondades vienen de la mano de un proyecto asi, como por ejemplo, que casarse al aire libre, en un entorno de bellas playas que sorprenden y encandilan, nos hacen conectar con la naturaleza y vibrar a su ritmo, tranquilo y revitalizante.
También es un pretexto para viajar. Curiosamente los casamientos a la orilla del mar se dan entre personas que no viven cerca de playas, sino que lo hacen no sólo porque es su lugar favorito, sino que quieren que su día soñado salga de la rutina de las calles de siempre, del movimiento de las ciudades y de los ruidos en los que viven cotidianamente . Se trata de ser protagonistas de un momento irrepetible . Entonces, por qué no hacerlo diferente en un lugar nuevo, lleno de vida, que conmueve y enamora? Sin duda, viajar, conocer, disfrutar y permitir que tus invitados también lo hagan , es una excelente manera de iniciar tu matrimonio. Todos estarán felices , optimistas, agradecidos y encantados, y toda esa buena energía siempre resulta bien.
Es notable, por ejemplo, la cantidad de parejas que elijen casarse en Cancun y la Riviera Maya. Hay aprox 46.000 bodas por año en esa zona .
También las playas de Isla Mujeres son consideradas entre los lugares más hermosos del mundo. Sus aguas son tranquilas y su gastronomía es deliciosa. Si quieren una recepción impresionante, todos los invitados pueden llegar en un paseo en barco. Lo mismo sucede en islas como St Thomas y St John. Muchas veces los invitados y la pareja se hospedan en hoteles grandes y en islas mas cosmopolitas, para luego trasladarse en barco a la playa elegida como escenario idílico de la ceremonia.
Conocí un matrimonio hace poco tiempo en la playa Trunk Bay en St John ( U.S.V.I. ) que eran de Estados Unidos. Me contaron que cada año volvían alli de vacaciones porque era la playa donde se habían casado, y guardaba tantos lindos recuerdos que para elos era como renovar los mismos votos que se habían hecho el uno al otro dieciseis años atras en ese mismo lugar.
Casarse en la playa hace que muchos detalles pesados y tediosos se transformen en algo fácil y natural. Sobretodo cuando pensamos en qué hay que ponerse. Los vestidos de novia cargados, con metros y metros de tela y piedrería, y los jaquet con chalecos y apretados cuellos del novio quedan para otra historia. Aquí lo convencional y sofisticado se deja a un costado para darse el lujo de vestir cómodo, sin dejar de ser delicado en cada centímetro. La novia disfruta de vestidos de telas frescas y simples, de estilo boho o bohemio. Hasta el peinado y maquillaje serán más frescos, dando una sensación relajada a su look y a la boda en general.
El novio suele vestir colores claros para camisa y traje, usualmente sin corbata, incluso sin saco suele ser uno de los estilos mas descontracturados y simples para manifestar confort . También los invitados son favorecidos con lo simple y delicado. Seguramente cada quien encontrará su toque personal, pero por lo general, tanto hombres como mujeres se inclinan por un estilo de colores claros, o pasteles, con la opción de llevar algún sombrero de materiales delicados y livianos. Todo para expresar esa sensación de pureza, paz y libertad inherente a la playa y a la vida en la costa.
Y esta delicia que sólo en las bodas de playa se puede permitir: andar descalzo. Guardé ésta foto por si alguna vez necesito completar mi vestuario, ya sea para participar o protagonizar un evento asi! Nunca se sabe 😉
Otra ventaja de casarse frente al mar es que se empieza a disfrutar la luna de miel desde el momento que se sale de viaje hacia el lugar elegido . Con el plus de los días previos, si se han planeado de este modo, con los amigos y familia que viajan para el gran día. Esto es, digamos, literal. Porque estás con tu novio en un destino paradisíaco, muy muy enamorados, rodeados de gente querida disfrutando y con el mejor buen humor, y como si fuera poco, estas sin el riesgo de esas pequeñas (y tontas) crisis que a veces ocasionan los nervios previos a una boda tradicional con la compleja organización en lugares estresantes. Hacer tu boda en la playa te da un respiro y te permite celebrar dulcemente la ceremonia.
Unas pocas recomendaciones:
- El primer paso y principal es averiguar si es necesario tramitar y conseguir un permiso para el tipo de evento planeado en la playa elegida. Muchas veces se tramitan en las oficinas de Parques nacionales, o en la Gobernación, o en el Ayuntamiento. Cada país, cada isla, cada playa tiene sus leyes y habrá que tomar todas las precauciones para cumplirlas. A veces hay que pagar por estos permisos. Pero en todos los destinos clásicos de este tipo de casamientos, mientras se respete el medio ambiente que rodea la playa, estas bodas serán una buena noticia.
- Es mejor evitar los meses de calor intenso , no sólo por la incomodidad de una ceremonia bajo un sol implacable, sino tambien porque son los meses de mayor aglomeración de gente , turistas, veraneantes y locales. Estamos de acuerdo en que será muy difícil (pero no imposible) contar con una playa privada y cerrada sólo para nuestro sueño nupcial, pero trataremos de desarrollar una ceremonia tranquila sin curiosos indiscretos que se crucen en la foto, o grupos de veraneantes que distraigan el momento emotivo. En el hemisferio norte se aconseja evitar los meses de julio y agosto, y en el hemisferio sur los meses donde se llenan las playas de gente son enero y febrero. Es por esto que la primavera o comienzos del otoño suele ser la mejor época para dar el sí cerquita del mar.
- Y no olvidemos tener en cuenta el clima en general, si tenemos un plan opcional para el buen desarrollo de todo el casamiento, gozaremos de una tranquilidad extra, porque las zonas de playa, y en especial en los lugares tropicales, las condiciones del clima son cambiantes. La lluvia y el viento pueden jugar en contra. En caso de haber reservado un espacio para el brindis, recepción o festejo posterior a la ceremonia , se puede pedir permiso para realizar la ceremonia allí mismo, y bajo techo, en caso de mal clima. Si el restaurante, hotel o lugar elegido para esto tiene vistas o ventanales al mar, será una manera de no abandonar del todo nuestro sueño de la postal de boda de playa.
- Porque luego de la ceremonia lo esperado y lo que siempre se estila es un banquete o convite tipo cóctel y buffet. Por lo general comida ligera y fresca, con el fin de combinar con el ambiente y ganar en comodidad. Puede haber algo de pescados y carnes asadas, ensaladas, arroces y mariscos también.
- Y como mencioné antes, la otra opción que se puede tener en cuenta para no perder del todo esa esencia marina , es la contratación de los servicios de un restaurante u hotel cercano con vistas al mar. En las terrazas y jardines de estos espacios, la imagen del mar proyectada en el horizonte sigue siendo un auténtico regalo que no reduce la magia marítima de la boda